miércoles, 23 de abril de 2014

#TuLugar


#TuLugar

Vemos en esta fecha como tooooodo el mundo se acuerda de Jesús, muchos se enclaustran en sus casas para recordarlo, otros mientras ven las películas lloran, otros asistien a sus templos de diferentes religiones para poder hacer memoria de el.
Pero, la pregunta es, cuantos están dispuestos a seguirle?, cuantos cumplen la misión que el nos dejo?, atesoramos realmente lo que Jesús hizo en la cruz?, lo estamos reflejando?. Yo creo que nosotros hemos tirado al tacho de la basura a Jesús.

Vivimos en una sociedad hostil y que cada día va más a la debacle, "como en los tiempos de Noé", sonara cliché pero es una realidad, hoy a lo bueno le llaman malo, y a lo malo bueno, y es verdad; si hoy te levantas en contra de por ejemplo el matrimonio homosexual muchos te tratarán de enfermo, de retrógrado y de homofobico, y ni siquiera podrás exponer tu argumento, ten claro, esto no mejorara. Solo lee esto y te inquietarás. 

El problema de los alumnos en Chile en los años 50 o 60 es que bailaban Rock & Roll, que comían chicle y que hablaban mucho en clases. Hoy esa realidad se desfiguro y las tasas de embarazo, aborto y suicidio adolescente crece más y más, y hasta el momento no ha cesado de avanzar. Hoy la pornografía nos inunda como alcantarillas abiertas incrustandose en las mentes de nuestros niños y adolescentes. Hoy hay más gente dispuesta a salir del closet y menos dispuesta a limpiarlo.

Creo que necesitamos una nación bajo el poder y unción del Espíritu Santo, y va más allá de alguna rama del protestantismo, si eres de una Bautista o de una Iglesia Pentecostal, da lo mismo, situ crees que Jesús murió por ti estás con una responsabilidad encima, y es la de cumplir su misión.

Necesitamos que tu les des a Jesucristo y sus misión la importancia que se merece en tu corazón y en la sociedad. Porque la astrología no va a salvar este país, para que mirar las estrellas si tu puedes ser amigo del creador de las estrellas!!

Lo que Chile necesita es una juventud que se levanté con poder y llena del Espíritu Santo, para poder remover Chile de Norte a Sur, y de Mar a Cordillera. 

Es imposible que aún haya gente que esté más preocupada de la música que que cantan sus jóvenes, sin darse cuenta al que le cantan sus jóvenes, es imposible que hoy haya gente que haga juicio de valores para evangelizar, sí Jesús defendió y perdono a una prostituta, es imposible que hoy haya gente que cree que sólo la música sin instrumentos es la que le agrada a Dios si nunca ha leído el Salmo 150. Necesitamos qué todo y todos nos enfoquemos en Jesús y su obra redentora!

sábado, 12 de abril de 2014

¿Por qué es importante orar?




La historia del hijo pródigo se suele usar para hablar de los «apartados». Usamos esta palabra para referirnos a aquellos que no vienen más a la iglesia, que se alejaron de Dios, o que están fríos espiritualmente (cosa que solemos juzgar por la cantidad de reuniones a las que asisten).

Pero no hace falta dejar de asistir al templo para estar fríos. Sólo con dejar de orar empezamos a ser hijos que no hablan con papá Dios. Cierta vez Martín Lutero dijo:
 «Tengo tanto para hacer hoy, que me voy a pasar las primeras tres horas del día en oración». Y fue una decisión muy inteligente. Empezar el día conversando con Dios es muy importante. Y digo conversando porque no sólo se trata de hablarle, sino también de escucharlo. 

Además, ¡si vivimos conscientes de su presencia no podemos levantarnos en la mañana y no saludarlo! La oración crea esperanza y poder. Hablar con Dios nos calienta el corazón, y es por eso que cuando pasamos mucho tiempo sin hablar con Él se nos enfría la relación. Es igual que si dejaras de hablar con tu papá o tu mamá terrenales. No podrías saber qué hacen, qué piensan, ni qué sienten, y pronto dejarías de entenderlos. Hoy todos saben que para que las relaciones interpersonales funcionen debe haber una buena comunicación. Lo mismo sucede con Dios. La oración no es un monólogo que rebota contra el techo. 

Dios escucha atentamente cada oración, y, a su tiempo, responde. Él es el Padre y nosotros sus hijos. ¿Por qué, entonces, andar por ahí sin contar con la riqueza del consejo del Padre, y seguros de su protección? ¿Cómo está tu vida de oración? ¿Qué vas a hacer para mejorarla? Lo que yo te recomiendo es orar desde la mañana. Entregar el día en sus manos, agradecerle por todas sus bendiciones, y presentar delante de su trono algún pedido que tengamos. Luego puedes orar, aunque sea muy brevemente, en distintas oportunidades a lo largo del día, y otra vez antes de irte a dormir. ¡No dejes de hacerlo! Él nunca está tan ocupado como para no de escucharte, y realmente anhela tener estos momentos a solas contigo. ¡Sí! Nuestro Padre disfruta de estos momentos que apartamos
para conversar con Él, aunque finalmente nosotros somos los más beneficiados. Mira esta promesa:
«No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.»
 (Filipenses 4.6-7)

miércoles, 2 de abril de 2014


Si Dios es justo, 
¿Por qué hay hambre en el mundo?




Dios es justo, pero el hombre no lo es. Dios puso en su creación más que suficiente para sustentar con abundancia a todas sus criaturas. Lamentablemente, cuando el hombre decidió que quería ser independiente de Dios, no sólo se rompió la armonía entre el hombre y Dios, sino que la caída también afectó la relación del hombre con la naturaleza y con sus semejantes.

En la época del Antiguo Testamento, para que a nadie le faltara alimento, el pueblo tenía instrucciones precisas dentro de la Ley que el Señor les había dado, acerca de cómo cultivar para obtener mejores cosechas, y también de cómo proceder para que no carecieran de provisión los
más necesitados. Fíjate: 
«Seis años sembrarás tus campos y recogerás tus cosechas pero el séptimo año no cultivarás la tierra. Déjala descansar, para que la gente pobre del pueblo obtenga de ella su alimento, y para que los animales del campo se coman lo que la gente deje. Haz lo mismo con tus viñas y con tus olivares». 
(Éxodo 23.10-11)

«Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón del campo ni recojan todas las espigas que queden de la mies. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor su Dios.» 
(Levítico 23.22)

Luego, en la iglesia de los primeros tiempos, fieles a las consignas de amor al prójimo que les había dejado el Señor Jesús, los creyentes compartían todo lo que tenían de manera que a ninguno le faltara nada. Fíjate: 
«Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno.»
(Hechos 2.44-45)

«La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos, pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad.» 
(Hechos 4.34-35)

Dios nos hizo libres, es decir que nos da la libertad de elegir entre hacer las cosas bien, de acuerdo a las instrucciones que Él nos ha dado, o hacer las cosas según nuestras propias inclinaciones. Pero resulta que la naturaleza humana tiene una tendencia natural, hacia el egoísmo y la avaricia. La Palabra de Dios nos dice que «el amor al dinero es la raíz de toda clase de males» 
(1 Timoteo 6.10). 

Y ahí está la respuesta. Hay hambre en el mundo porque, por amor al dinero, muchas personas acaparan infinitamente más de lo que necesitan, en lugar de practicar la generosidad y el amor al prójimo tal como sería el anhelo de Dios.