sábado, 28 de enero de 2012

En los campos no es raro ver hombres mayores sobre un caballo y hablando por su celular.
En las calles de nuestras ciudades hasta los mendigos se detienen de la acción para realizar o contestar alguna llamada y no solo en Chile en todo el mundo. Sí, los teléfonos celulares o móviles, han llegado a todo rincón del planeta y forman parte de la vida muchas personas, sean ricas o pobres. Y no es sólo caso el caso de los celulares también televisores, radios, computadores, etc. Estamos en el siglo XXI y ver esto se nos hace muy común.
Pero la pregunta es: ¿Bendición o Maldición?
Un conductor pierde el control de su automóvil, choca contra un poste y una pasajera resulta herida de gravedad. Él pide ayuda de inmediato por su celular. Pero ¿Por qué perdió el control? Porque apartó la vista de la carretera unos instantes para contestar una llamada.

Como se acaba de ilustrar, los productos que ofrece la tecnología moderna puede ser una Bendición o una maldición, de nosotros depende. Pero lo cierto es que pocos querrían regresar a los artefactos de antaño, que comparados con los actuales, podrían considerarse rudimentarios.
Hoy las computadoras nos ahorran tareas tediosas, nos ofrecen la posibilidad de realizar cómodamente compras operaciones bancarias en línea y nos ayuda a mantenernos en contacto con los demás vía correo electrónico u otras redes sociales como Facebook o msn.
No hace mucho, las personas salían de casa por al mañana para efectuar diversas actividades y no volvían con sus familias hasta la tarde. Pero ahora, de acuerdo con informe del periódico USA Today, “el 70% de las parejas en las que ambos tienen celular se comunican todos los días sólo para saludarse, el 64%, para coordinar sus horarios, y el 42% de los padres llaman a sus hijos por celular todos los días”.
¡No permita que la tecnología lo perjudique!
¿Puede afectarnos mental y físicamente el uso excesivo o inadecuado de la tecnología? Veamos lo que se publicó sobre dos recién casados de un país de occidente. La pareja decía que “hablaban por teléfono constantemente; se llamaban el uno al otro desde sus respectivos autos, desde el gimnasio y hasta de diferentes habitaciones de su propia casa”. Algunos meses llegaron a consumir 4.000 minutos –más de 66 horas–, y dijeron que no podían estar sin sus teléfonos. El doctor Harris Stratyner, especialista en salud mental, dijo que la pareja tiene los “síntomas típicos de adicción”. Y añadió: “Es como si mantuvieran su relación a través de un objeto”.
Ese es un caso extremo, por supuesto, pero refleja una tendencia preocupante. A muchas personas les resulta insoportable siquiera en no poder comunicarse con los demás, aunque sea por una hora. Una mujer de veintitantos años dijo: “Necesitamos estar siempre revisando el correo electrónico, navegando por internet o enviando mensajes de texto a nuestro amigos”.
Si estar conectado “Le ocupa cada vez más su tiempo y se ha convertido preferida al grado de excluir todo lo demás, algo mal”. Estas palabras del doctor Brian Yeo aparecieron publicadas en The Business Times of Singapur. Por otro lado, quienes se aíslan por horas enteras con sus aparatos electrónicos no hacen ejercicio, o hacen muy poco, por lo que corren el riesgo de desarrollar alguna enfermedad cardiovascular, diabetes u otra afección grave.
Entonces ¿Bendición o Maldición?
De ti depende Joven, Señorita
1 Corintios 7:23
23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.
Proverbios 2:6
6 Porque Jehová da la sabiduría,
Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

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